Sin darse cuenta

¿Tienes hambre? ¿De qué?

Lo sabes realmente? De ganar más dinero, de tener más amigos, de viajar más quizás? Pues resulta que ese hambre no es de fácil digestión. En ocasiones, nos sentimos en pleno momento álgido de sueños y nos llenamos la mente de sueños. Eso está bien, pero tantos a la vez quizás nos provoquen una indigestión.

Algunos domingos por la tarde, creo en mí misma, un espacio al que llamo «Mis 5 minutos de reflexión». Es como meterme en una caja de zapatos donde solo hay espacio para mí y pienso en un sueño. Ya me indigesté años atrás varias veces y se pasa realmente mal cuando no llegas a alcanzar todas las metas que deseas. Al menos, todas a la vez. Super Mujeres con capa, solo conozco una y la vi por televisión, en una película (no pude aguantar verla más de 30 minutos).

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Mi sueño e ilusión al mismo tiempo es aprender de los demás. La capacidad de superación de las personas, sus actos que aportan a otros positividad. Cada pequeño gesto hace grandes a las personas y está hecho por una gran persona a la vez.  Discretos gestos crean la complicidad, el cariño y el amor en cualquiera de sus formas.

Las barreras las creamos nosotros mismos a menudo. Igual que sabemos levantarse, podemos hacerlas caer.

Estoy gratamente sorprendida de tener la oportunidad de aprender de los demás. De hecho, casi, casi a diario me sorprendo al ver que estoy rodeada de personas que me aportan tantas cosas, que me hayan ayudado a deshacer el nudo del pañuelo que cegaba mis ojos. Y lo mejor, que muchas veces, sin darse cuenta de ello.

 

 

La Cosecha del Arco Iris

Creo que hoy es un buen día para empezar a hacer recomendaciones de libros interesantes, muy recomendables y que al mismo tiempo que disfrutas de una buena lectura, en el momento que compras el libro, colaboras con una entidad que lucha por la igualdad, por la inclusión de personas con discapacidad intelectual y por el respeto común entre personas.

Quiero recomendaros de un libro en el que se ha implicado en cuerpo y alma, durante muchos meses,  la asociación Tots Som Santboians, hasta lograr que vea la luz, que se haya publicado. Esta entidad cuenta con 26 años de historia y lucha constantemente por mejorar la su calidad de vida y autonomía  de personas con discapacidad intelectual mediante actividades de ocio, en las que al mismo tiempo que entretiene y hace disfrutar a la persona, ésta, aprende nuevos conceptos sobre todos los campos para que lleguen a ser capaces de ser, totalmente autónomos.

La Cosecha del Arco Iris es un libro recopilatorio de diferentes historias. Una antología realizada por 17 escritores y quince ilustradores que llenan de magia la lectura de este libro. Recomiendo la lectura de este libro a grandes y pequeños. ¿Quien no tiene a Peter Pan en su interior? En cada historia se reflejan diferentes situaciones cotidianas, otras fantásticas. Todas llenas de corazón y con un mismo mensaje: abrir los ojos a todo el mundo y conocer todo aquello que otras personas son capaces de hacer.  Todas las personas tenemos distintas capacidades.

 

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Ahora que ya conoces un poco más de este libro, ponte en contacto con la asociación Tots Som Santboians  de Sant Boi de Llobregat y cómpralo. Ya tienes en este artículo el enlace directo para contactar.

Nosotros mismos marcamos nuestros límites. Si rompemos esa barrera, no pararemos de crecer.

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El día De

Esta mañana, mirando entre los libros de un estante del comedor he encontrado un libro al que tengo mucho cariño.

Se trata del libro «Microrrelatos Falleros» del año 2012. Un libro que recopila los cien mejores microrrelatos escritos para el «I Concurso de Microrrelatos Falleros» que organizaron Obra Propia y el diario Levante-EMV.

Entre este centenar de micros se encontraba uno mío. Aquí os lo dejo:

«Cada vez que lo miraba, me parecía que había cobrado vida. Daba la sensación de que sus ojos tenían un brillo especial, que me observaban. Sus manos no eran frías, sino cálidas y aterciopeladas.

Llegó el día, nervios incontrolados y sudor frío. Miles de personas pasaron por delante de él, se dibujaba en sus caras, una sonrisa de complicidad.

Finalmente, anunciaron por megafonía la noticia que hizo que volviera la calma de nuevo. Indultaron a mi niño, mi obra más querida, al Ninot que con tanto cariño creé, meses atrás. Una gran compensación para mí, tanto personal como artística».

Números malditos

No hay dos sin tres. Que se lo digan a los que ya son padres de dos criaturas y por imprevistos del destino lo vuelven a ser por tercera vez, mientras esperan encontrar de nuevo un empleo.

Buscarle tres pies al gato… Siempre he creído que los gatos no tienen pies sino patas. Pobre del gato que tenga pies, irá directo a un circo o a un laboratorio para investigarlo.

Y aquello que a veces decimos: «en aquel viaje les pasaron, las mil y una». Al oír esto pienso: «mil calamidades en un sólo viaje hará que nunca más viajen por el miedo de volver a sufrir».

Parece en cualquiera de los tres casos que los números sean gafe, números malditos. Pobres, ya tienen bastante con el sufrimiento de que a mucha gente no les agraden por culpa de las matemáticas.

Les han colgado un Sanbenito injusto que parece eterno. Aunque, no hay mal que cien años dure, por suerte!

Luz

Un cielo gris de semblante terrible, anuncia quizás tormenta. Y sin embargo, siempre hay sitio para un resquicio de Sol, para abrir paso a tímidos rayos de Sol que provocan sonrisas y esperanzas.

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El príncipe

De pequeña soñaba con una vida muy diferente a la suya. Eso es una ventaja que tiene, ser imaginativa.Estaba casi obsesionada con un solo deseo. Se creía viviendo en un palacio apartado de la ciudad, rodeado de preciosos árboles, pajaritos cantando todo el día y un Sol radiante, acompañando a tal momento.

Dentro del castillo, había un gran número de personas encargadas de que los habitantes principales de la casa estuvieran siempre contentos. Cocineras, niñeras, chóferes y un mayordomo. Todos ellos servían a los reyes.

Esos reyes y su palacio existían, no eran producto de su fantasía. Como también era real, el motivo principal de todo su sueño, el hijo de los Reyes y único heredero, el príncipe Daniel. Un chico de unos veintisiete años por el que muchas chicas se quedaban sin aire al no dejar de suspirar continuamente y con la idea perenne de poder estar, como poco, un día a su lado. Realmente (nunca mejor dicho), el chico estaba de buen ver.

Ella, conocía pocas cosas de la vida de sus Majestades. Lo que veía en televisión, en internet, radio y todo lo que leía en prensa. Tras leerlo, recortaba el artículo y lo guardaba en una carpeta. De estas noticias, ella sacaba sus propias conclusiones, sacaba un tablero enmarcado de un altillo de su habitación y se montaba el puzzle del próximo capítulo de su particular historia.

Y cuando por fin le besó, quedó desencantada.  El príncipe le salió…

 

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Y no fue, porque como cuentan los cuentos se transformara en este simpático animal, sino porque sus besos no electrificaban ni hacian subir el alma el cielo. Más bien, le hicieron comerse el suelo y desencantarse de la ilusión de su vida con la consecuente compra de una mochila donde de vez en cuando, a partir de ese momento, iría cargando de piedras pequeñas y pesadas de desengaños compensando este peso con alegrías y nuevos sueños.