Enredos

Me lías y me enredo.

No es un simple nudo de hilo, fino, casi invisible.

Es el trenzado, un continuo giro sin obligada dirección, libre y fiel.

La comunión atea de hilos despeinados. El ovillo más preciado.

Rebeldes en forma y grosor. Ninguno es igual. Cada uno de ellos tiene un tono distinto, único. Se humedecen, destiñen. Todo mientras giran y crean nuevos colores, desconocidos hasta entonces.

Una única norma habita, es respetada desde el inicio. Solo vale ceñirse a la improvisación del deseo que impera y reina desde el instante en el que los dos detenemos el reloj.

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