La vieja lámpara

Mientras la vieja lámpara está encendida, te veo y te escucho con atención entre el silencio.

Me acompañas en una fría tarde. Y arropo entre mis manos tu delgada y sabía piel envuelta de cueros harapiento y gastados. Recosidos para quitarte el frío evitando así, que emigres de aquí.

Sígueme contando tu historia mientras miro las formas que tienen tus oscuros labios. No apagues nunca la luz que ilumina mi imaginación.

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