Miradas

No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único importante. Doña Rosa va y viene por entre las mesas del Café. No se encante con el contoneo de su cadera mientras camina hacia nosotros para servirnos, las copas de vino tinto, que tan buen aroma aportan a nuestro olfato y que aposentan un gusto excepcional en el paladar de quienes lo prueban.

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* Este microrrelato fue publicado en un libro recopilatorio derivado del II Concurso Microrrelatos Fundación Camilo José Cela de 2011

Mar en calma

Él, Mar en calma.. le hace sonreír. Cuando se inicia el rumor, la brisa se altera lentamente y le ataca sin amenaza previa, le sorprende. Al embravecerse, la descontrola, pierde y enloquece. Pierde durante un tiempo indeterminado el control de los minutos y la ubicación de su ser.

Mar en calma, ahora espera a sentirse fuera de sí de nuevo. Mientras, la mira.

Mar Cantabrico

Etéreo

No me toques.. aunque tampoco insistiré en repetirlo, será difícil que lo consigas.

No me mires ¡ya que poco me puedes ver! Intenta besarme, quizás puedas rozarme, solo quizás. Aunque se que tal como vengo me iré.

No es que esté lleno de insoportable egocentrismo. Soy muy poco físico, apenas podrás percibirme al no ser que mi enojo se desboque ante tí.

El aire que te acompaña en una dulce siesta, el vendaval que arrasa con furia con mirada vendada te habla sin esperar respuesta.

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Saciedad

Ni siento ni padezco el vacío que dejaste en mi cama.

No quiero ni puedo aguantar el peso de tú nombre.

El hambre que tuve lo sacié con mis sueños más secretos.

Aquellos que ahora callo y antaño te regalé.

 

Hora