No puedo dormirme de nuevo.
Sólo hago que ponerme de uno y otro lado, a ver si de esta manera, vuelvo a coger el sueño, pero no hay manera; por más que quiera él, parece haberse apartado de mi lado y una continua sequedad en mi boca ha aparecido en su lugar para mantenerme despierta quiera yo o no.
Me levanto sigilosamente, intentando no levantar sospecha que le alerte y enfurezca… con la esperanza, de que a mi vuelta, Morfeo me arrope hasta el amanecer.
Tras aliviar mi ansia por calmar mi sed, vuelvo despacio y a oscuras, hacia la habitación. No es mi intención hacer ruido. No quiero despertar a la fiera que allí pace, quiero que su sueño lo comparta conmigo que sea comprensivo y deje de quererme desvelada, despierta, sedienta e intranquila.
No le puedo ver pero noto su presencia. Demasiadas noches en vela para obviar que está ahí.
Me siento en la cama para tumbarme,
No me dejaste opción. Me quisiste poner contra la pared y acabé yo por tirarte al suelo.
Por fin, por lo menos por hoy te gané insomio.
Ahora, aunque empiece a vislumbrar que la noche se va para dar la bienvenida al nuevo día, aquí me quedaré dormida y disfrutando de esta victoria
