Temporalmente

Me sobra espacio por todos lados y sin embargo estoy encerrada, abro la puerta del comedor que lleva al jardín lleno de hierba, me descalzo para sentir la fresca hierba por la mañana y solo noto espinas bajo mis pies que dejan una pequeña huella de sangre oscura y en cambio ni siquiera noto el dolor. Porque no duele. Lo que realmente me va consumiendo, aquello que ha ido mermando mi alma y fustigando mi corazón y sigue ahí.

Tal vez era eso lo que me hacía falta sangrar para sacar fuera todo el daño acumulado. Al ver esas marcas oscuras en mi pequeño jardín, vuelvo a entrar descalza a mi casa. Lavo y curo las heridas de las plantas de mis pies. Las seco y limpio el rastro que dejé de camino al baño. Vuelvo a salir al jardín y sigo sin calzado. Esta vez miro mis pies y no hay índice de sangre. Todo lo oscuro salió y ahora sí, puedo sentir el frescor de la hierba de la mañana y su aroma. Al menos, temporalmente, me siento mucho mejor y más libre. No hay porqué dejar de disfrutar de este momento, así que me dejo llevar sin más.

Escritos

Plasmamos nuestra alma mediante manchas de tinta perfiladas sobre papel. A veces se escurre alguna letra e intenta llegar a una esquina del marco geométrico y blanco, donde las letras están enclaustradas, esperando unidas a que alguna que otra mirada se lleve sus silueteadas formas hasta la retina y desde allí lleguen a la mente y corazón de quienes las leen.

Esta letra fugitiva intenta huir porque está en desacuerdo con las compañeras que comparten con ella el sonido de una palabra poco afable para ella, odio. Clama al cielo que desaparezca, que se muevan y revolucionen todas sus colegas para formar otra palabra con más emoción.

Ojalá consiga cambiar ese odio por la Paz que tanto ansía.

201H