Hilos de enero

Sigo sin conseguir que quede bien. Ya puedo ponerle a la aguja un hilo fino, delgado y delicado. U otro más fuerte, duradero y recio.

Puedo probar a poner hilo de colores suaves que apaciguen los nervios, que absorban tempestades o tonos vivos otros días e intentar que enciendan la luz a jornadas grises, nebulosas y que hagan cosquillas a los pies, levantando unos labios caídos por tristeza, haciéndoles esbozar una gran sonrisa. Si hago esto tampoco conseguiré nada.

Por más que cosa mi alma quebrada, siempre volverán a romperse los puntos. No tengo artes de costurera mágica. En este sentido siempre seré una aprendiz. Porque no hay zurcido que me valga para conseguir que vuelvas aquí. Marchaste un día de enero y te llevaste contigo el ovillo de hilo que compartíamos tu y yo.

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Cartas

Vivir lejos uno del otro toda la vida nunca ha sido una traba. ¿Recuerdas nuestras largas conversaciones telefónicas? ¿Y la cantidad de veces que me pediste que te escribiera alguna carta? Quiero que sepas que guardé todas y cada una de las tuyas. Algunas tienen la tinta desgastada, de tanto desplegarlas y releerlas, una y otra vez.

Recuerdo como si fuera hoy, los enfados y las broncas que me echabas por no corresponderte. Nunca tuve tiempo para escribirlas. No supe de donde sacarlo o, algún día que lo tuve, vino la vagueza y me retuvo para hacerlo.

Pues bien, hoy te escribí una larga carta. Hoy he podido hacerlo y me duele inmensamente no haberlo hecho antes. Sabes que te quiero hasta más no poder y te pido perdón por no cumplir con un deseo tuyo, con algo que tu siempre has hecho, plasmar tus pensamientos en papel.

No te extrañes al encontrar estas letras que te envío sin sobre sellado. Encontré el tiempo que perdí. La eternidad me lo ha regalado a cambio de nada. Me recuerda mucho a tí.

Jueves

Siempre criticando, casi maldiciendo. ¿Dónde habéis dejado la positividad? ¿Es qué no veis?  ¿No luzco? Tampoco veis la luz? Sinceramente, no lo entiendo.

Estoy enmedio del ránking. De siete posiciones, estoy en la cuarta. Muchos universitarios salen a desconectar de sus largas jornadas de estudio, y, algunos con suerte, también de su trabajo. Soy la antesala del fin de semana, días de descanso y Sol, aunque esté el día nublado.

Si os he podido cambiar, aunque sea un poco la manera de verme, no digáis más, borradlo de vuestro diccionario, eso de: «estás en medio como el jueves». Olvidadlo por favor, que ofende.